Todo indica que está en marcha una estrategia para reventar al Instituto Nacional Electoral. Esto primero se escuchaba como un simple rumor, pero ahora el tema ya es objeto de preocupación entre especialistas en materia electoral. Erosionar al INE y debilitar el cumplimiento de sus atribuciones constitucionales pondría en serio riesgo la elección del 2021.
El presidente Andrés Manuel López Obrador lo dijo con toda claridad y contundencia: él mismo se convertirá en guardián de las elecciones. Además, descalificó al INE afirmando que “es un órgano electoral muy costoso y nunca garantiza comicios libres y limpios”. Así que, de manera personal, a partir de ahora el presidente de la República estará pendiente de que no haya fraude electoral.
Uno de los principales avances que había tenido México en su ruta hacia una mayor democracia consiste en haber quitado el control de las elecciones al Gobierno en turno. Incluso, en su momento se realizaron modificaciones constitucionales para que el órgano encargado de los procesos electorales fuera totalmente autónomo. Sin embargo, empieza un lamentable retroceso.
Ahora la intención es que el Gobierno controle y supervise los procesos electorales, con todo lo que ello implica. Este anuncio lo hace el presidente sin antes siquiera reformar la legislación existente. Es obvio que uno de sus propósitos consiste en provocar la salida del actual consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, para colocar en ese cargo a su incondicional John Ackerman.
En este propósito se inscribe también la tardanza que ha tenido la Cámara de Diputados para nombrar a cuatro nuevos integrantes del consejo general del INE, en sustitución de quienes ya cumplieron con el plazo para el que fueron designados. Desplazar al consejero presidente y debilitar la estructura operativa del INE, es el objetivo de corto plazo.
El INE es reconocido por la ciudadanía como una institución ejemplar. No ha sido arrasado porque se provocaría una fuerte reacción ciudadana en contra. Sin embargo, es evidente que, como toda institución pública, el INE también debe reformarse. Pero eso es muy diferente a debilitar su estructura o intentar desaparecerlo, como hoy se pretende.
Todo proceso electoral es una contienda entre partidos políticos. Pero deben existir reglas iguales para todos y condiciones para la competencia. Y este proceso tiene que ser normado y sancionado por una autoridad autónoma e imparcial, como el INE. Lo que AMLO ahora propone es que la contienda sea entre el Gobierno y sus partidos opositores.
Por eso están en peligro las elecciones del 2021. Pero no solo por falta de equidad, sino también porque podrían suspenderse las elecciones utilizando alguna argucia legal de último momento. Todo puede suceder. Internacionalmente se estará observando lo que suceda en México, y otra vez podríamos ser vergüenza mundial por este retroceso democrático.
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