Contra el ser supremo; Yuri Herrera hace una crítica al hombre en su antología

JUAN CARLOS TALAVERA

CIUDAD DE MÉXICO.

Humanos atrapados en zoológicos de otro planeta, la vida inteligente de una bacteria, monstruos extraterrestres con la capacidad de crear arte y un escritor llamado Zorg que hace su propia versión del Quijote, al que le agrega naves espaciales y apariciones cuánticas.

Éstos son algunos de los personajes creados por Yuri Herrera (Actopan, 1970), considerado uno de los autores más prometedores de América Latina, quien lanza en México Diez planetas, una antología con 21 relatos en los que emprende una crítica feroz hacia el hombre, el escritor y el artista que podría ser visto como un ser supremo.

El volumen nace en el terreno de la ciencia ficción y del humor negro, donde deposita algunas de sus inquietudes, como la preocupación por el lenguaje y su dimensión ética hasta el ejercicio y la resistencia del poder, la construcción de las identidades, la banalidad de las normas y su observación en torno al antropocentrismo y crea espacios únicos, como una casa que se rebela contra sus habitantes o un planeta donde alguien ha creado una Dirección de Catastro Anímico.

¿Es un error el que seamos tan antropocéntricos? “Es interesante que nos creamos el centro del universo cuando sólo somos una cosa muy pequeñita. Yo creo que alguna de las cosas que puede hacer la literatura no es tanto anticipar con lo que va a suceder, sino entender ciertas cosas de nuestro entorno, nuestro momento histórico y sus posibles consecuencias”, expresó el autor en entrevista con Excélsior.

Es más, considera que la pandemia por covid-19 no debería sorprendernos, “porque es una consecuencia de cómo nos relacionamos con el medio ambiente, con el mundo del trabajo, de cómo viajamos y vivimos apiñados. Esto ya se veía venir desde antes, con las epidemias previas y la manera como se ha acelerado la destrucción del ambiente y la forma irrespetuosa y estúpida como nos relacionamos con la naturaleza. Bien, esto era un posible resultado”, expresa vía telefónica desde Nueva Orleans.

Quizá por eso el autor escribió Catálogo de la diversidad humana, un relato donde un mundo extraterrestre coloca a un ser humano dentro de una jaula.

Una de las cosas que hace la ciencia ficción es llevar al extremo ciertas características de nuestra normalidad, cosas que no estamos viendo, pero que, si las miramos bien, podemos encontrar esos aspectos monstruosos y anormales (que tenemos).”

Sin embargo, la literatura lo que hace no es descubrir nuevos objetos o temas, dice, “sino mirar las emociones, los sujetos y esos temas frente a los cuales pasamos todos los días, como parte de un paisaje. Pero cuando lo hacemos, descubrimos que ahí, justo en esas cosas que miramos de forma superficial, podemos hallar algunas características fundamentales, a veces oscuras o luminosas de cómo estamos viviendo”.

¿Cuál fue su apuesta en esta antología? “Hay una apuesta por no tomar un lenguaje ya probado y procesado previamente, sino jugar con las posibilidades del lenguaje, más allá de eso que se nos ha dicho. Eso es uno de los mayores gozos de la escritura, ver qué cosas puedo hacer con esto que ya tengo. Pero también el inventar palabras, sacarlas de su contexto o simplemente averiguar lo que hay ahí en el lenguaje de forma superficial”.

 

DOBLE MORAL

Para Yuri Herrera es importante llamar la atención sobre la soberbia con que muchas personas se manejan frente a los otros y frente a la diferencia.

A veces tiene que ver en cómo condenamos a ciertos sujetos, pero consumimos lo que están haciendo, en una especie de doble moral o de hipocresía con la cual nosotros creemos tener principios que obedecemos ciegamente, pero al mismo tiempo no queremos que se toque nuestras formas de consumo, como sucede en el El arte de los monstruos”, explica.

¿Es un relato que crítica la idolatría por escritores y artistas? “Sucede en distintos momentos del libro y una de las ideas centrales es el rechazo de la idolatría. Se tiene la idea de que quien tiene algún talento debe ser admirable en todos los aspectos de su vida y eso es un problema, porque cuando descubren que la gente es humana y puede tener defectos grandes u horrorosos, simplemente dejan de prestarle atención a su trabajo.

¿Por eso critica el proceso creativo? “A veces se piensa que todo tiene que ver con un rapto de inspiración o como algo mágico, como si no tuviera que ver con el trabajo constante, con disciplina, el estudio y con aprender un oficio. Además, algo de lo que olvidamos es que las obras de arte literarias, pictóricas, cinematográficas, musicales están constantemente constreñidas por unos límites de los que se habla poco, es decir, límites institucionales, comerciales e ideológicos y es dentro de éstos que de repente surgen estos monstruos”.

¿También hay un guiño al Quijote? “Escribí un cuento que juega con Pierre Menard, autor del Quijote, de Jorge Luis Borges y con cierta crítica literaria o ciertas instituciones culturales que desprecian a géneros considerados marginales, como la ciencia ficción. Así nació Zorg, un autor que imagina algo que se sale de las normas de su tiempo, porque para mí no existe literatura sin experimentación y por eso la idea de arte experimental me suena a tautología. Si el arte no está experimentando, no es arte, simplemente es la repetición de una manía, pero si hay una reflexión sobre el arte creativo, no es algo mágico, sino una búsqueda o una combinación de obsesiones personales que se apoyan en una educación previa”, concluye.

Yuri Herrera ha sido reconocido con galardones como el Premio Binacional de Novela Border of Words y el Premio Otras Voces, Otros Ámbitos.

 

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