Tri, cuestión de Estado

A partir de las declaraciones de Miguel Herrera y la respuesta de Gerardo Martino volvieran a estar en la agenda de discusión mediática los inconvenientes que pueden generar a los clubes las convocatorias al Tri. Honestamente, debería ser una cuestión totalmente superada. El prestigio del jugador mexicano, y por ende de la Liga MX, está directamente relacionado con el rendimiento de la Selección Nacional. El respaldo absoluto de los clubes a los procesos de selecciones debe constituirse como una “política de estado futbolístico”. Por reglamento, debería prohibirse declarar públicamente sobre desavenencias. Para zanjar las cuestiones operativas (que sucederán) debe existir una muy fluida relación entre el área de selecciones nacionales y los clubes. No digo que no existan diferencias, pero es un ejercicio de equilibrios que debe mantenerse día con día. Los entrenadores de los clubes siempre se quejaran, por eso es allí donde los directivos deben sobreponer los beneficios particulares de cada institución y abogar por el bien del futbol mexicano en su conjunto. Un mejor Tri tarde o temprano será más prestigio para todos.

Una de la razones por las que el balompié azteca no alcanza su gran potencial deportivo, a pesar del meritorio avance organizativo que ha tenido en los últimos años, es porque nos seguimos enroscando en discusiones que ya están superadas en los países del primer mundo futbolístico. Temas como la eliminación de los ascensos y descensos, número de extranjeros o apoyo a la selección nacional son discusiones obsoletas para las grandes potencias. Sin embargo, siguen teniendo vigencia en nuestro país.

Con gran esfuerzo se está llevando adelante un torneo sin precedentes por la pandemia. Los inconvenientes están ahí y entre todos debemos superarlos con empatía y sin confrontación. ¿Sinceramente, alguien cree que los técnicos del Tri no tienen en cuenta las peculiaridades del actual escenario extraordinario a la hora de determinar las cargas de trabajo? Aunque fuese así, que lo veo inviable, la forma de solucionarlo es mejorando la comunicación.

El Tata Martino abandonó la Selección Argentina, quizás el lugar donde siempre soñó estar, en medio de un conflicto con los clubes que no le quisieron prestar los jugadores para la olimpiada. El ciclo del rosarino está recién empezando con la selección, y si algo no necesita el futbol mexicano es un conflicto entre los clubes y el Tri. Tengamos la madurez y la cordura para solucionarlo.

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