CIUDAD DE MÉXICO.
Este domingo llega a su fin la justa deportiva Olímpica, la cual nos ha regalado muchas escenas que se quedaran en nuestra memoria, una de ellas fue protagonizada en estos días por dos atletas de salto de altura masculino; Gianmarco Tamberi (representante de Italia) y Mutaz Essa Barshim (representante de Quatar) nos mostraron el verdadero espíritu olímpico.
Esto ocurrió durante la final de la prueba en la que terminaron con idénticas marcas de 2.37 metros, e intentaron superar los 2.39 pero sin éxito; el resultado era un empate, los jueces dejaron la decisión en ellos, podían continuar intentando hasta que uno superara al otro, o como ellos lo acordaron, compartir la medalla de oro y el título de campeón olímpico, con lo cual los dos estuvieron felices y satisfechos de haber conseguido sus mejores marcas de la temporada.
Por otro lado, una gran sorpresa fue cuando la campeona olímpica Simone Biles, miembro del equipo de gimnasia de los Estados Unidos, anunció su retiro de varias finales a las que había calificado, para poder atender algunos problemas de salud mental que presentó desde el comienzo de la competencia. Decisión que fue apoyada por su equipo y por todas sus compañeras de competencia, la salud es primero. Afortunadamente, de último momento ha confirmado su participación para buscar una medalla durante la final de viga de equilibrio.
Si vamos un poco más atrás vemos que este tema no es nada nuevo, los problemas de salud mental ya venían aquejando a los atletas de alto rendimiento, un ejemplo de ello es el documental: “The Weight of Gold” producido por Michael Phelps, el cual explora los desafíos de salud mental que a menudo enfrentan los deportistas olímpicos.
Claro que el tema ha sobresalido más en los últimos días debido al episodio protagonizado por Simone Biles, pero desde que empezó la pandemia provocada por el COVID-19, se generó un cambio inesperado y radical en los hábitos y rutinas cotidianas de todas las personas, el principal de ellos: el aislamiento social para evitar contagios. Por lo que los problemas de salud mental no solo aquejan a los atletas de alto rendimiento, sino a gran parte de la población. Claro que esto aunado a la presión de los atletas que tenían ya asegurada su participación en Tokyo, y que algunos de ellos vieron cortados sus entrenamientos y que además debido a la postergación del evento, están compitiendo un año después de lo planeado en sus calendarios de entrenamiento hechos para que llegaran en su pico de rendimiento en 2020 y no en 2021 lo cual también ejerce una presión extra.
Balance emocional, un aspecto con más visibilidad
La primera lección que obtenemos de estos Juegos Olímpicos, es que es primordial cuidar la salud mental, y esto implica apostar por una buena calidad de vida más allá de los desafíos propios. Por eso, mientras más se extiende el quedarnos en casa, hace que el asilamiento social sobrepase nuestra capacidad para adaptarnos a la “nueva normalidad” y con ello se afecta nuestra conducta y equilibrio emocional, somos seres sociables.
Por eso el balance emocional cobra mayor relevancia en estos últimos meses, por ejemplo: las empresas buscan conocer el sentir de sus empleados y anteponen las necesidades y bienestar de su gente. A casi un año, el 57% de los colaboradores en nuestro país no se sientes seguros para volver a las oficinas, mientras que 9 de cada 10 esperan que las organizaciones apoyen a su plantilla laborar brindándoles permisibilidad en los horarios (74%) o a través del uso de comunicación digital (42%).
También esta demostrado que las personas que tienen momentos de esparcimiento en línea manejan un perfil más alto en su balance mental, ahora si esto lo ponemos en términos generacionales, la generación X presenta un balance mental más elevado, mientras que los centennials son lo que tienen una menor confianza respecto a su futuro personal.
La empatía de las marcas
Ahora si hablamos específicamente de cómo se involucran las marcas en este tema, es importante que sean congruentes y promuevan su compromiso con la salud mental, no solo de manera interna con su equipo, sino que sean empáticos con el consumidor.
Un ejemplo de cómo abordar el tema lo hace Nike, una de las marcas más valiosas del 2021 de acuerdo al ranking BrandZ (posición no.17), a través de su campaña “Best Day Ever” que sugiere un futuro para los deportes con un fuerte mensaje de inclusión, muestra cuán poderosos pueden ser los deportes para dar forma a un mejor mañana, incluyendo el respeto a la salud mental de los atletas.
Tener una estrategia sustentable es fundamental
El concepto de sustentabilidad de los Juegos de Tokyo 2020 nace porque el Comité Olímpico se comprometió con la Agenda de Desarrollo Sustentable del 2030, “Ser mejores, estar juntos por el planeta y por la gente”, es la iniciativa que promueve Japón para cumplir con su responsabilidad de tener unos Juegos Olímpicos sostenibles y mostrar algunas soluciones, como por ejemplo: En la casa de relajación, utilizan energía derivada del hidrógeno, una de las alternativas ecológicas más prominentes en estas olimpiadas, así como el uso de vehículos eléctricos que transportan a los equipos a las diferentes sedes, y por primera vez en la historia las medallas olímpicas están hechas de material reciclado, proveniente de equipos electrónicos como celulares donados por los ciudadanos, hasta un 90% de ciudades, pueblos y aldeas japonesas participaron mediante páginas web, a través de las cuales miles donaron dispositivos electrónicos antiguos. Definitivamente este proyecto sienta un precedente para futuras competencias.
Y, ¿Cómo se traduce esto a nivel empresa y marca? El estudio Barómetro COVID – 19 demuestra que el 53% de la población a nivel global está abierta a comprar productos hechos de materiales reciclados, y el 71% de los consumidores a nivel regional compran productos que están etiquetados como amigables con el medio ambiente.
La protección a nuestro planeta ya es un factor en la decisión de compra, por lo tanto, es de suma importancia que las marcas y compañías generen estrategias sustentables que consideren toda la cadena de producción y suministro.
Escuchar el clamor por una sociedad más incluyente
Previo a las Olimpiadas, el equipo de voleibol de playa de Noruega había alzado la mano en contra de los uniformes reglamentarios estilo bikini, y hace unos días la selección de Alemania de gimnasia compitió con un leotardo completo, como una forma de protesta sobre la sexualización de las atletas.
Por otra parte, vimos competir a la primera atleta transgénero en halterofilia apoyada por Kereyn Smith, la directora del Comité Olímpico neozelandés, quien apeló en diversas entrevistas a la protección de los derechos humanos y equidad de género.
Esta labor no es sólo de las organizaciones o gobiernos, sino que los consumidores esperan que las marcas tengan un papel en la construcción de una sociedad más inclusiva, en ese sentido de acuerdo con un estudio de Kantar, se menciona que el 65% de ellos considera que las marcas tienen que emprender acciones para construir una mejor sociedad.
Los Juegos Olímpicos han sido un claro ejemplo de que la humanidad, con la tracción que traía y más aún después de la llegada de la pandemia, no es la misma. Afortunadamente la sociedad tiene estos mecanismos que nos alertan para poder tomar acciones, asumiendo el nuevo rol que como empresas nos demanda el mundo.
Ana Valdespino, Marketing Director Latin America, Kantar
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