Las libretas inteligentes

¿Sabía que ya existen los cuadernos en cuyas hojas se puede escribir y directamente guardarlo en internet? Las libretas inteligentes (uno más a la lista de objetos inteligentes) también conocidas como libretas digitales o libretas electrónicas son cuadernos en cuyas hojas se puede escribir, dibujar o garabatear, almacenarlo en internet, borrar las hojas y seguirlas usando. Todo muy siglo 21, muy nuevo milenio, pero quienes conocimos la ilusión de estrenar cuaderno, sabemos que esa sensación no se suple. Quienes venimos de la era predigital conocimos el codiciado cuaderno Polito, unos cuadernos engrapados que en la portada tenían el dibujo de un astronauta, lo que los volvía codiciados era que en la contraportada estaban impresas las tablas de multiplicar del 2 al 10.

Ese apoyo resultaba de gran ayuda, sobre todo cuando la maestra preguntaba la tabla del siete, del ocho o del nueve, en las que más de uno resbalábamos. A ver ¿Cuánto es nueve por ocho? Ya ve. A medida que uno avanzaba en este viaje que es la vida, ya en la secundaria, los cuadernos eran testigos del despertar a los enamoramientos. Cantantes, actores y figuras del deporte se hacían presentes en forma de póster y recortes tomados de revistas. Quienes tenían aptitudes para el dibujo complementaban aquellos collages con ilustraciones sacadas de su propia creatividad.

Hoy, que las redes sociales han permitido que grupos de la secundaria y de la preparatoria se reencuentren, sabemos que hay quienes han logrado conservar algunos dibujos y pensamientos plasmados en aquellas libretas. Los tiempos han cambiado hasta en algo tan cotidiano como los instrumentos de escritura, pero difícilmente podrá suplir el gusto de presumir una libreta con hojas de colores. Hubimos ociosos, me cuento, que nos daba por quitarle el resorte a la libreta con el propósito de intercalar hojas de diferentes colores, forrar la pasta con algún papel de regalo con dibujos al gusto, o bien con el póster o recortes del amor platónico en turno, después era cuestión de pasar un segundo forro con plástico transparente (para proteger la obra de arte producto de una tarde de ocio), abrir los hoyos con un picahielo (pasado por una vela, una y otra vez) colocar de nuevo el resorte y ¡listo! a presumir.

(Sí, que friega, pero el ocio es canijo.) En esas libretas los apuntes se anotaban de las hojas del frente hacia atrás, pero los pensamientos, chismógrafos, dibujos y juegos del gato se hacían de las hojas de atrás para adelante. Y para evitar que unilaterales suspiros se descubrieran se ideaban códigos muy personales, tanto, que a veces ni su creador los lograba descifrar porque se le olvidaba el significado de cada signo. La vida moderna nos trae ahora las libretas inteligentes con sus muchas funciones, pero que no logran igualar el placer de pasar las hojas e ir reviviendo con ello momentos que dejaban sonrisas o lágrimas. Gracias por leer estas líneas. Comentarios y demás, por favor en adosdetres@hotmail.com. En Twitter en @MarisaPineda 
Que tenga una semana que permita escribir muchos gratos momentos. 

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