Mientras Estados Unidos continúa luchando —sin mucho éxito— contra el coronavirus, la profunda crisis económica y las protestas por la violencia policiaca se incrementan a lo largo del país, esta semana tuvo lugar la Convención Republicana o el reality show de Donald Trump.
Un espectáculo exquisito donde los seguidores vitoreaban que el magnate debería gobernar otros cuatro años y él, con la falta de pudor que lo caracteriza, agregaba que “mejor otros 12 años”. Trump exhibió una y otra vez discursos vacíos y triunfalistas.
El show estuvo plagado de lugares comunes, exhortos de los oradores a votar por su candidato para evitar el “socialismo” promovido por Joe Biden. Resulta ridículo que, a estas alturas del siglo XXI, la sombra del socialismo siga atemorizando a los estadunidenses como en los años setenta.
Discursos de los participantes con razonamientos lamentables, como advertir que si el ciudadano promedio quiere un país próspero y rico debe votar por la continuidad o “volver a los días oscuros del estancamiento y la recesión”. Reflexiones plagadas de miedo y mentiras en momentos en que la nación americana vive una de sus peores crisis económicas en décadas.
En el segundo día de la convención, el Partido Republicano no tuvo vergüenza al promover la noción de ser la “Tierra de Oportunidades” y exhibir la jura de nacionalidad estadunidense de cinco inmigrantes. ¿Supondrán que con ese acto olvidaremos el repudio de Donald Trump a los migrantes? Si hay algo que el mandatario detesta sobremanera es a los migrantes.
Otro de los momentos invencibles de este festival fue cuando la primera dama, Melania Trump, mostraba empatía y compromiso con las víctimas de la pandemia y el racismo, en un intento fallido para contrarrestar los inapropiados comentarios de su cónyuge.
Cómo olvidar también a Donald Trump Jr., quien no tuvo el menor recato en exagerar los elogios hacia el gobierno de su padre y a los “malos manejos” de los demócratas en el pasado. En su discurso describía un país de ensueño, que ni siquiera en las épocas de vacas gordas estadunidenses eran posibles, ¿acaso vive en una burbuja? No lo dudaría.
En la perorata no faltaron alusiones al “éxito” del mandatario en materia de relaciones internacionales al negociar un “acuerdo histórico” entre Israel y los Emiratos Árabes. ¡Todo un prócer!
Es claro que, de tener un segundo mandato, Trump seguirá con su política proteccionista para fortalecer la economía doméstica, continuar con su dura política antiinmigrante y la construcción de su precioso muro, agravar las relaciones bilaterales con China y cualquier nación que no se pliegue a sus instrucciones y proteger los intereses de Israel y, sin duda, gobernar con base en exabruptos y tuitazos.
Hoy se oficializa la candidatura de Donald Trump y sólo nos queda añadir las palabras con las que su propia hermana lo describe y que fueron publicadas por The Washington Post, donde asegura que “no tiene principios, ninguno”, y agrega que “no se puede confiar” y “es falso y cruel”.
Más que un evento para oficializar una candidatura presidencial, parecía un focus group de agencias de marketing buscando vender un placebo como una cura para una enfermedad terminal ¡Absolutamente lamentable!
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